lunes, abril 19, 2004

Estuve con Pablo en el club Calle 54, en Paseo de la Habana. Noche lluviosa. Fuimos a ver a Philip Catherine, guitarrista belga acompañado con contrabajo y batería. El jazz europeo siempre me ha encantado. Evoca a calles de París o de Copenhague en invierno. El “Young Django” ya no es tan joven ni tan aprendiz, a juzgar su barriga y su por su seguridad sobre el escenario. Sin embargo distintos pasajes de su música siguen recordando aquellas frenéticas progresiones rítmicas de acordes del “gitano” Reinhart. Temas de Irving Berlin, Thelonious Monk, Elian Elias, Rodgers & Hart, Gershwin..., y algunos propios como “Letter to my mother”. Fueron cerca de dos horas de MÚSICA. No sé si los presentes fueron capaces de apreciar tanto estilo, sensibilidad, virtuosismo, swing, ... Lástima elegir el Calle 54 para acoger tanto arte, porque lo peor fue el local, pretencioso, elitista, artificial, presuntuoso. Es el tipo de locales “bonitos” que tanto triunfan en Barcelona. Demasiado bonito para Philip, que hubiera merecido algo más de personalidad y tradición. Hubo un ambientillo de personajes que aspiran a la modernidad, al snobismo y que están deseando que todo acabe para ir contar a sus amigos que ayer estuvieron cenando en el local de Fernando Trueba, el cineasta, y a mitad de la actuación se dan cuenta de que la música que escuchan no sale de un cede sino de la guitarra del “gordito ese”. Y mientras tanto, para que quede constancia, ponen mensajes en sus móviles a la par que malgastan la soberbia interpretación del trío sobre un tema de Irving Berlin. Entre los presentes ministros (Rato, Michavila), aspirantes a ministrillos, ..., demasiada corbata. Mucho arte arriba y lo contrario abajo. Ni un solo aplauso a mitad de canción, ..., hasta que tomamos la iniciativa; ninguna respuesta a los comentarios de Philip, ..., hasta el que me arranqué: “You have one hour more”. Que mágico hubiera sido en el “Wisky Jazz”.

La primera música que han escuchado los pequeños oídos de Gonzalo ha sido de STRAVINSKI. Por casualidad, en la radio del coche durante su primer viaje desde la clínica hasta casa. Alejandro se estrenó con BILL EVANS, pero eso no fue casualidad. ¿Tendrá alguna trascendencia?.