jueves, mayo 19, 2005

2005-05-15: “Omon”


Llegó la oportunidad que llevaba bastante tiempo esperando que se me presentase. Ser anfitrión en Madrid de algún forastero que viniese de paso. Ayer estuve con Omon, que llegó de Chile casi “de sopetón”, así que no tuve tiempo de preparar ninguna bienvenida especial, que sin duda se merece Omon, después de haberme tratado amabilísimamente en mi periplo chileno de hace año y medio. Pasamos un buen día en Madrid, charlando, paseando, cañeando, comiendo, posando, abrazándonos, riendo, … El tiempo también acompañó: soleado; y las circunstancias temporales: en plenas fiestas de San Isidro, caminamos entre chulapones/as. Ante todo intenté no hacer apología del casticismo: provincianismo capitalino propio de nostálgicos, y estuve totalmente a favor del concepto cosmopolita metropolitano, seguro más afín a mi y Madrid, y que Omon percibió sin ayuda nada más andar unos metros por las calles. Varios aspectos sorprendieron a Omon en su primera visita a Madrid: 1. La arquitectura regular, ordenada (se hace notar que Omon no conoce otra ciudad europea, París por ejemplo, y su referencia estética es únicamente iberoamericana. De lo contrario su opinión hubiera sido probablemente más moderada); 2. El Palacio real: impresionante, aunque salió algo decepcionado al enterarse de que el Rey no vive allí. Quizás hay realidades que es mejor no desvelar, sin duda la fantasía siempre supera a la realidad; 3. Las mujeres españolas: fantásticas, totalmente a favor. Creo que hay amistad entre Omon y yo. Y entre tanto hubo recorrido clásico por el centro, refrescado de vez en vez con caña bien tirada, con su espuma y su vaso frío, que Omon apreció: ¡Aquí saben divertirse ustedes!, mientras mirada y remiraba a toda chica que se acercaba. Y así, terminamos en Las Ventas, pero fuera, intentando negociar una entrada con re-ventas. No hubo nada que hacer más que entretenernos en la lidia del regateo poco exitoso, pero que seguro que entretubo a Omon más que una corrida de toros. Luego, sentados en la terraza de Los Timbales, el verdadero espectáculo: desfile de madrileñas por la calle de Alcalá, mientras Omon las seguía con la mirada, girando y girando su revirado cuello. Poco despues yo me sumergía en el subsuelo de Madrid, osea, en el Metro ... será hasta la próxima, Omon.

2 Comments:

At 11:49 a. m., Blogger dwalks said...

madrid es una ciudad que gusta a los que vienen de fuera y, aparte del orgullo un poco provinciano que se siente cuando se hace de anfitrión por pertenecer a ella, también está bien de vez en cuando verla con los ojos de quien la disfruta por primera vez. cuando yo saqué por madrid a los canadienses, no había forma de sacarlos de los museos del jamón, flipaban. yo pensé que era curioso que para mi fueran parte del mobiliario urbano y que ni siquiera me llamaran la atención.

son esos detalles...

 
At 12:56 p. m., Blogger Duque de Marmarosa said...

Por cierto DWalks, seguí tu recomendación y catamos el Casa Ciriaco las croquetas de merluza (deliciosas), las gambas al ajillo (obra del mismísimo demonio), callos (gelatinososo como deben ser), lubina .... Un acierto. Además tienen una foto del atentado que cometió Mateo Morral contra Alfonso XIII y en el que mi bisahuelo recibió parte de metralla. ¿Será uno de los que aparecen en la foto tumbados en el suelo jusnto al cortejo?

 

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