lunes, septiembre 19, 2005

2005-09-19: “Física y Química”


Copenhague, viaje fugaz, vivido con tal intensidad que ahora nos parece un sueño. Uno de estos viajes cuya preparación dura más que la propia estancia, un viaje tan preparado, tan estudiado, tan documentado, y que luego se hace tan breve, siempre me deja la sensación como si no hubiese habido tiempo suficiente para fijar en el recuerdo todo cuanto a mí me gustaría: o sea, todo. ¿Qué nos quedará de este fin de semana dentro de diez años?. Por eso acostumbro a tomar el bolígrafo y trato de fijar en una cuartilla algunos momentos, los momentos físicos, estéticos, es todo lo que puedo hacer y me crea ansiedad no poder atraparlo todo. Bueno, podría comprarme una de esas cámaras de video digitales que llevan todos los japoneses y grabarlo absolutamente todo, como haciendo el viaje desde el visor de la cámara, pero decididamente no lo haré.

Aun así, realizando ese ejercicio de memoria recién llegado de viaje, tengo la sensación de dejar fuera montones de cosas, porque no se puede expresar la química, las sensaciones. Un viaje es de una lado "la física" y del otro "la química". Por una parte están los momentos que pueden transcribirse, narrarse, es “el tiempo”; por otra parte están los entornos que pueden fotografiarse, es “el espacio”. Pero la química, las sensaciones, irremediablemente las perdemos. Es como un perfume que cuyo aroma se va disipando.

Diez años atrás hubo un primer encuentro en Austria del que nos quedan bellos recuerdos, momentos históricos para nosotros, sin duda, y este segundo surgió de repente, casualidades. Ahora nos queda una idea: “viviríamos allí”, y un montón de enigmas: "¿dónde están los mayores?, ¿porqué sonríe la gente?, ¿porqué nos persigue Elvis?, ¿porqué decapitaron seis veces a la Sirenita?, ¿o fueron siete?".

Dicen que entre tanto sosiego no es posible dar a la humanidad ningún descubrimiento, invento u obra de arte digna de perpetuidad. Creación y bienestar se repelen como los protones y electrones de Böhr. Y en realidad, ¿no es mejor que sean los demás quienes sufran calamidades y penurias para luego crear?, ¿no es mejor estar tranquilos, contemplando, para aprovecharnos del legado de los sufridores?. Yo digo que sí. Los daneses no parecen tener intención de crear nada eterno (un solo músico en su historia: Carl Nielsen; un solo escritor: Johann Christian Andersen; un solo científico: Niels Böhr; el pintor más cercano en Oslo: Edvard Munch); pero sí de crear pequeñas cosas efímeras, sin más pretensiones que hacer los momentos agradables: es el diseño, obsoleto de hoy para mañana.
Volveremos y sobre todo habrá un tercer encuentro, pero no esperaremos un lustro.