miércoles, junio 22, 2005

2005-06-21: “Con mucho gusto”

Hay un absurdo refrán que dice que “sobre gustos no hay nada escrito”. Es la mayor sandez que he escuchado en mi vida aunque, desde la ironía, podría estar de acuerdo, ya que el “gusto” como tal no existe, salvo referido al concepto sensorial. Otra cosa sería decir “sobre el buen gusto …” o “sobre el mal gusto …”. Y sobre eso si que hay muchos folios escritos. A ver si va a resultar ahora que el buen gusto y el mal gusto son la misma cosa. No señor. Las bodas son unos actos estupendos para poner en evidencia esto, pero en un simple y monótono día en la oficina o paseando por el centro, o en la compra, uno se encuentra con innumerables muestras de buen y mal gusto. No hace falta recurrir a los tópicos de siempre: los zapatos de rejilla (por muy cómodos que sean), el chándal (aunque sea para ir a por el pan), los calcetines blancos, los bermudas con calcetines negros, el tanga (enseñado sin pudor), las fundas de ganchillo para el papel higiénico ... No sigo porque me está dando repelús. El mal gusto existe en todo lo imaginable: en la forma de vestir, el la forma de hablar, en el tono de voz, en la literatura, en la música, en la arquitectura, en la decoración, en la cocina. y sobre todo en la tele… Está en el olor, en el color, en el sabor…Por su puesto, el buen gusto no es algo asociado al dinero ni a la clase social, de todo hay. Lamentablemente creo que hoy en día predomina con inmensa mayoría el mal gusto sobre el buen gusto y cada vez más entre la gente de $. Basta echar un vistazo alrededor o poner la tele 10 minutos para comprobarlo. Creo que si la gente diera más importancia a los pequeños detalles, que son los que hacen más agradable la vida, y dedicasen un mínimo tiempo a ciertas cosas existiría menos mal gusto. Me refiero, por ejemplo, a que a uno no le lleva mucho tiempo el ejercicio de elegir una corbata por la mañana. Qué encontrará la gente a exhibir en su casa todo tipo de artículos de regalo: un muñeco de goma que venía con el bote de suavizante, una lata de bombones vacía que queda muy mona sobre la mesa del salón, un montón de muñequitos de los roscones de los últimos 10 años en una vitrina. La gente colecciona y colecciona, como si tirar algo a la basura fuese pecado. El buen gusto aplicado a esos pequeños detalles es algo que hay que ejercitar, porque si uno se abandona, la situación se convierte en irreversible y la ordinariez nos invade. Que conste que no me considero ningún ejemplo para nadie, sólo quiero hacer falso el desafortunado refrán. El mal gusto debería estar prohibido y las personas que lo cultivan deberían pagar un impuesto municipal especial. Qué bonito sería si todo el mundo tuviera buen gusto.

1 Comments:

At 10:39 a. m., Blogger dwalks said...

I fully agree with you

Hay que tirar más.

 

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