martes, marzo 15, 2005

2005-03-15-martes: "Sketch for a trip"

He dormido mal, con continuos sobresaltos, mirando el reloj con la sensación de que se me pasaría la hora de levantarme y llegaría tarde al aeropuerto. Calculo que a partir de las 3:30 a.m. no he pegado ojo. Por fin, a las 5:00 a.m. ha sonado el despertador. He dejado que sonara una sola vez, lo miraba de reojo desde hacía varios minutos esperando que llegase la hora exacta programada. He recordado la imagen de tantas veces, cuando antes de irme de viaje daba un beso en la mejilla a Helen mientras dormía, intentando no despertarla. Ya preparado, con la maleta junto a los pies, miro por la ventana del hall, a través del jardín, y diviso un coche que se acerca con las luces encendidas y se detiene al otro lado de la valla de casa. Es el taxi que llamé anoche antes de acostarme. Son las 5:30 a.m. A través de la ventanilla del taxi miro la casa e imagino a Helen diciéndome adiós con la mano y lanzándome un beso. Hoy están todas las luces apagadas.

Llegamos al aeropuerto a las 5:45 a.m. después de un trayecto en silencio, escuchando las noticias por la radio a un volumen excesivo para mi a esas horas de la mañana. Comienza la liturgia del aeropuerto: confirmación del vuelo en los paneles informativos, cola en los mostradores de facturación, .... Es viernes, la gente anda cabizbaja por la terminal, con los ojos pegados por el sueño. La chica de facturación sin embargo actúa con vigor, parece muy despierta, ¿a qué hora se habrá levantado?. Me fijo en la gente, sólo una minoría de hombres no llevamos traje y corbata. Me cruzo con una chica que se dirige a los mostradores. Ha pasado tan cerca que he percibido su perfume. Viste de forma elegante con pantalón y chaqueta blancos. Pienso en que es guapa y atractiva. Busco un asiento desde donde divisar la puerta de embarque C50 y miro a la gente que hay a mi alrededor: serán mis compañeros de viaje.

jueves, marzo 10, 2005

2005-03-10-jueves: “Scketch for a mod”

Te has puesto en casa tu polo Fred Perry, tus Levi´s pitillo, mocasines y parca. Te miras al espejo del armario mientras tarareas “Itchycoo Park” a la vez que haces movimientos electrizados imitando que tocas la guitarra. Piensas que estás tremendo, que tienes estilo, que eres el mejor. Sacas de debajo del colchón la bolsita de las pastillas azules que te pasaron ayer y las guardas rápidamente en el bolsillo. Piensas en ella, en lo que le vas a decir cuando la veas, en que tiene que ser algo efímero, divertido y poco más. Discutes otra vez con tu padre antes de salir de casa y te amenaza con echar la llave como vuelvas a venir borracho y a esas horas. ¡Que te den!. Das un beso a tu madre y la dices que te guarde algo para cenar. Ella no quiere que llegues mañana tarde al trabajo: -¡es un buen empleo, te pagan bien, lo perderás si sigues haciendo tonterías y comportándote como un crío!. No entienden nada, no comprenden lo que somos. “Limpios, pulcros, tan modernos”. Última mirada en el espejo del hall y te repeinas. Sacas brillo a los retrovisores de tu Lambretta: es tu orgullo. Unas cañas en Barbieri con los chicos y a hacer cola en la calle Jardines pasando frío. Poco a poco van llegando más parcas, patillas, vespas, ... Estás exultante y medio colocado ya por el efecto de las dos primeras azules. Por fin se abren las puertas de El Sol: empieza la fiesta.