jueves, abril 29, 2004

2004-04-27-martes

7:30 a.m. aeropuerto de Barajas. 9:30 a.m. aeropuerto de Valencia. Alquilo un MINI COOPER de color rojo. ¡Qué estilazo!. Tarareo una canción de Alex Díez, “... las chicas van pedaleando a ningún sitio, las puedo ver reírse al verme adormecido ...” Llego a Puzol. ¡Qué lugar tan feo!. Encuentro la fábrica ... decadente, fea. Aquí todo es feo ... salvo Menchu, que insiste en comer conmigo. No me hago de rogar. Tampoco es nada espectacular: unos ojos azules y una sonrisa (eso sí, con aparato). La monto en el MINI. Tanta clase discurriendo por tan feo lugar, se va abriendo camino a duras penas. Es normal que miren. Durante la comida un clásico de provincias: “... Madrid es muy bonito, pero nunca viviría allí ...” (con la boca pequeña, queriendo agradar). Pero bonita, tú has mirado a tu alrededor. Me siento afortunado al recordar el sitio donde vivo. Temo que el MINI se haya convertido allí, expuesto al solazo durante la comida, en un maldito SEAT Ibiza por adaptación al entorno. Eso si, en un Ibiza con muchos watios. Dios, no ha sido así, gracias. Dejo a Menchu en su “magnífico” polígono de Puzol. 16:00 p.m. chiringuito en el extremo norte de la Malvarrosa. Café con hielo. ¡Quién ha echado dentro un limón!. Lo pesco. Paseo por la playa hasta el extremo sur de la Malvarrosa mientras me fijo en la gente que se cruza conmigo. Todos tienen cara de valencianos, ... debe ser normal. Veo tangas, chándales con labios rojos pintados, gafas grandes de colores, topless, coches con ventanillas bajadas y mucho ruido. Qué hortera es todo, qué chabacano, qué ordinario, todo menos ... el MINI rojo allí aparcado... y yo claro. Tarareo “Casualidades”, “... mis amigos me preguntan por qué soy así, por qué me maltrato”. Un poco más de estilo con Miqui para contrarrestar. “Tan lejos, tan cerca”. Madrid está mucho más cerca de Londres que de Valencia, pienso. Las grandes ciudades europeas no necesitan mar: Londres, Roma, París, Berlín, ¿sigo?. Conduzco el MINI camino del hotel mientras suena la melodía “Perpetum Mobile” de Richard Strauss, aquella que tomó como sintonía para presentar sus proyecciones IZARO FILMS. Me recuerda cuando era pequeño. Por la tarde paseo por el centro de Valencia. Dani tiene razón: la filosofía aquí es que “todo admite un adorno más”. He comprado a Alejandro en el aeropuerto un avión de juguete, uno de esos antiguos. Le ha gustado.

viernes, abril 23, 2004

2004-04-01-jueves

Empieza el día con “Pensées Liriques” de SIBELIUS, unas pequeñas piezas para piano solo deliciosas. Una auténtica maravilla. Lo mejor del día.


2004-04-20-martes

Empiezo el día con Federico MOMPOU. Una obra de piano llamada “Charmes”, “Encantos” en francés, colección de seis pequeñas piezas para piano escritas por Mompou durante su estancia en París en 1920-1921.

Pour endormir la soffrance: Para adormecer el sufrimiento
Pour pénétrer les âmes : Para penetrar las almas
Pour inspirer l'amour: Para inspirar el amor
Pour les guérisons : Para las curaciones
Pour évoquer l'image du passé : Para evocar la imagen del pasado
Pour appeler la joie: Para apelar a la alegría

Me pregunto si un artista puede tener una aspiración mayor que la de tratar de provocar todas esas sensaciones en el receptor. Se supone que después de oír esta música uno se debe sentir como en un paraíso: eufórico, feliz, alegre,.... No se si Mompou lo consigue, pero el mero hecho de intentarlo me parece meritorio y bonito. Trabajar tratando de hacer algo más felices a los demás. Estoy ansioso por escucharlas de nuevo pero se trata de piezas “difíciles” que requieren concentración.


2004-04-23-viernes

Empiezo el día con el “Concerto Grosso” en Re mayor, Op. 6, nº 5, del barroco alemán/británico Georg Friedrich HÄENDEL (1685-1759). Aún me duelen los oídos del volumen que me pide esta música y aún tengo el “bajo continuo” incrustado en la memoria. Y por si fuera poco, a continuación “L'après-midi d'un faune” (Preludio a la siesta de un fauno) de Claude DEBUSSY (1862-1918). Bajo el volumen de la radio rápidamente para escuchar esta a una altura más propia de la música impresionista del francés. ¿Cuántas veces habré dormido a Alejandro y a Gonzalo con esa música?. Inspirada en un poema de Mallarmé, no conozco una obra titulada con más acierto. Consigue una sugestión tal que parece que uno va a sucumbir en un sueño. Por lo menos Alejandro y Gonzalo lo hacen.


lunes, abril 19, 2004

Estuve con Pablo en el club Calle 54, en Paseo de la Habana. Noche lluviosa. Fuimos a ver a Philip Catherine, guitarrista belga acompañado con contrabajo y batería. El jazz europeo siempre me ha encantado. Evoca a calles de París o de Copenhague en invierno. El “Young Django” ya no es tan joven ni tan aprendiz, a juzgar su barriga y su por su seguridad sobre el escenario. Sin embargo distintos pasajes de su música siguen recordando aquellas frenéticas progresiones rítmicas de acordes del “gitano” Reinhart. Temas de Irving Berlin, Thelonious Monk, Elian Elias, Rodgers & Hart, Gershwin..., y algunos propios como “Letter to my mother”. Fueron cerca de dos horas de MÚSICA. No sé si los presentes fueron capaces de apreciar tanto estilo, sensibilidad, virtuosismo, swing, ... Lástima elegir el Calle 54 para acoger tanto arte, porque lo peor fue el local, pretencioso, elitista, artificial, presuntuoso. Es el tipo de locales “bonitos” que tanto triunfan en Barcelona. Demasiado bonito para Philip, que hubiera merecido algo más de personalidad y tradición. Hubo un ambientillo de personajes que aspiran a la modernidad, al snobismo y que están deseando que todo acabe para ir contar a sus amigos que ayer estuvieron cenando en el local de Fernando Trueba, el cineasta, y a mitad de la actuación se dan cuenta de que la música que escuchan no sale de un cede sino de la guitarra del “gordito ese”. Y mientras tanto, para que quede constancia, ponen mensajes en sus móviles a la par que malgastan la soberbia interpretación del trío sobre un tema de Irving Berlin. Entre los presentes ministros (Rato, Michavila), aspirantes a ministrillos, ..., demasiada corbata. Mucho arte arriba y lo contrario abajo. Ni un solo aplauso a mitad de canción, ..., hasta que tomamos la iniciativa; ninguna respuesta a los comentarios de Philip, ..., hasta el que me arranqué: “You have one hour more”. Que mágico hubiera sido en el “Wisky Jazz”.

La primera música que han escuchado los pequeños oídos de Gonzalo ha sido de STRAVINSKI. Por casualidad, en la radio del coche durante su primer viaje desde la clínica hasta casa. Alejandro se estrenó con BILL EVANS, pero eso no fue casualidad. ¿Tendrá alguna trascendencia?.