viernes, febrero 11, 2005

2005-02-10-jueves: "Sketch for a scene"

Aquí estoy, como todos los días desde hace tres años, a la misma hora y en el mismo lugar. Rodeado de mis compañeros que hacen chistes y ríen como si nada, espero el momento de encontrarme yo sólo ahí delante, mientras siento mi estómago retorcerse de nervios. Quedan pocos segundos. En realidad no estaré precisamente sólo, más bien estaré muy acompañado, más o menos por 550 personas, pero eso no quita para que mi sensación sea de absoluta soledad ante el peligro; es un decir, porque no es un peligro físico, es miedo. No consigo controlarlo, he probado de todo: meditación, infusiones, yoga, incluyo drogas, pero no lo controlo.

¿Quién estará hoy en primera fila?, ¿habrá algún conocido?, ¿encontraré algún rostro anónimo y desconocido pero afín, al que dirigirme?. Me martirizo sin querer haciéndome las mismas preguntas estúpidas que todos los días en este mismo instante. Tengo la sensación de haberlo olvidado todo, aunque me diga a mi mismo que no, que es imposible, que lo he dicho cientos de veces y hoy será una más y que no habrá ningún problema.

¡Oh no!, me he olvidado de hacer pis, seguro que me entrarán ganas ahí, delante de todo el mundo, pero ya no me da tiempo a ir al baño. Además tengo la boca seca. Pido agua, pero no me la tragaré, haré un buche y la escupiré. Me tira el traje, ¿habré atado bien los zapatos?, me sudan las manos y la frente, ¿se me habrá corrido el maquillaje?. ¡Mierda!.

Se ha abierto el telón y la luz del foco me da en la cara, puedo sentir la radiación. Por el contraste con oscuridad de la sala no puedo ver a la audiencia y tardaré unos minutos hasta que mis ojos se acostumbren a la oscuridad. Me da la sensación de estar hablando para nadie, como en casa.

Al terminar la primera escena empiezo a relajarme.

jueves, febrero 10, 2005

2005-02-10: "Sketch for one of these days on winter" (by F)

Gris y lluvioso lunes de febrero. Un día cualquiera, una mal día. ¿Porqué? Por nada en especial. Es sólo es uno de esos días.

El hecho de que sea un lunes de febrero, lluvioso y gris no son razones suficientes para estar así. Pero no se puede evitar.

Habitualmente presumo de que el clima no me afecta. No me acobarda el frío del invierno y el verano con su calor no me aplatana. Pero este lluvioso y gris lunes de febrero no es el mejor día. Me ha costado levantarme, sin fuerza ni ganas.

No hay ninguna razón lógica para ello, pero parece que uno no se siente suficientemente querido, estimado o valorado, ni siquiera por uno mismo. El día va pasando despacio y se intenta pasar desapercibido. Ni chanzas, ni bromas, ni comentarios ingeniosos, tan sólo dibujar una robótica sonrisa en tu rostro que te permita solventar la situación.

- ¿Qué te que pasa?.
- Nada, tan sólo es uno de esos días.

La desganada contestación impide al curioso intensificar su interés.

Ya en casa, con los tuyos....... hoy se te aparecen como un poco extraños. Te desesperas por tu injusta actitud, pero es que es uno de esos días. Un lunes lluvioso y gris del mes de febrero.

Hundido en el sillón y narcotizado por la televisión continuas sumido en la indiferencia. No puedes y no quieres mover un solo músculo de tu cuerpo. Nada de lectura ni de música. Nada.

Tu propia visión, fracasada y mezquina, de ti mismo se acentúa. Lo único que te alivia es que el día va acabando. Dentro de 12 horas volverás a la normalidad, a esa engañosa sensación de eternidad, pero al fin y al cabo de placentera normalidad.
Dentro de unas semanas, meses o años pueda que vuelvas a tener uno día de estos. Saldrás de tu normalidad para aterrizar en la miserable realidad........... No, no es eso. No hay que hacer caso de lo que se dice en un gris y lluvioso lunes de febrero.

martes, febrero 01, 2005

2005-01-28-viernes: Sketch for winter

“Preludio del Acto I” de Lohengrin. Voy conduciendo mi Saab a excesiva velocidad por la ciudad con los limpiaparabrisas en la posición 3. No tengo ninguna prisa, pero me gusta ir así. Todo pasa rápidamente, como en mi vida.

Voy andando por la calle, tengo los pies helados y hace un frío horrible. Miro el río, la orilla está helada, como mis pies. En realidad me gusta sentir el roce de la bufanda en la cara e ir toqueteando cualquier cosa por dentro del bolsillo del abrigo. Hoy llevo un diapasón que cuando dejo de tocarlo se pone frío. Hace un rato pisé entre dos baldosas de la acera mal asentadas y ha salido un chapuzón de agua que ha ido a meterse justamente por el hueco entre mi zapato y mi pie. ¡Que mala suerte!. Una chica ha salido de una tienda con los mofletes completamente enrojecidos, como un niño pequeño, por el contraste entre el frío de fuera y el calor que debe hacer en esa tienda. Una fila de paraguas aguardan para ver a Rodín. Entro en una cafetería, sólo con la intención de entrar en calor.

- ¿Me pone un café?.- Es el tercero que me tomo hoy
- ¿Algo para comer?.
- No, gracias. El café muy caliente, por favor.
- ¿Cuánto es?
- 1,20.

Ha empezado a llover de nuevo. Paso por encima de una rejilla del metro y siento el olor a rancio típico del túnel y un chorro de calor que agradezco. Ahí está la floristería de François, con los cristales empañados. “They say (that falling in love) it’s wonderful” de Irving Berling.

- Hola François, ¿tienes hoy tulipanes?, ya sabes, son sus preferidos.
- Oh, claro, en seguida, hoy son mejores que nunca.

Allí está Antoine, en la Rue des Archives, fumando un cigarrillo mientras me espera.